Afrodita y los afrodisíacos

Afrodita, la diosa griega del amor, ha inspirado muchas historias románticas a lo largo de la historia humana. Es bien conocida por el amor que compartió con aquellos que entraron en contacto con ella, encantándolos con su lujuria. Es lógico entonces que las sustancias utilizadas por los humanos para llenarse de esta lujuria llevan su nombre.

Los afrodisíacos son sustancias que incrementan el deseo sexual. El termino afrodisíaco deriva lógicamente de la diosa del amor, la lujuria, la belleza, la sexualidad y la reproducción.

Hay dos principales historias teológicas de cómo apareció Afrodita. La más famosa fue retratada en la Teogonía de Hesíodo, en la que se dice que nació cuando Cronos le cortó los genitales a Urano y los arrojó al mar. La espuma creada por los genitales dio a luz a Afrodita (su nombre se traduce como surgida de espuma). Hesíodo escribió cómo los genitales “fueron arrastrados por el mar durante un largo tiempo, y una espuma blanca surgió de la carne inmortal, con ella creció una niña. Esta escena fue retratada en el famoso cuadro “Nacimiento de Venus” en la que se ilustra el viaje hacia la orilla de Afrodita, montada en una concha gigantesca.

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El nacimiento de Venus. Boticelli. Wikipedia

Tal vez un poco menos épica es la segunda narración que dice simplemente que era la hija de Zeus, rey de los dioses, y Dione, a quien algunos consideran su esposa.

Cuando se decía de ella que era la diosa del amor, se hacía referencia a un amor lujurioso, al deseo sexual y no a un amor romántico. De ahí que, de un afrodisíaco se espere que aumente el deseo, la libido y que la persona este más predispuesta al encuentro sexual.

La historia nos ha transmitido que algunas comidas o bebidas y comportamientos han hecho del sexo una acción más placentera, se creía que aumenta el deseo y el rendimiento sexual.

 

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